jueves, 5 de mayo de 2011

Dogmatismo (de Ernesto Sabato)


Advertencia: puto el que lee esta advertencia.

En todas las épocas de la historia, los enemigos más encarnizados del Dogma se han reclutado entre los partidarios de un Dogma Diferente, quemándose, ahorcándose o crucificándose mutuamente. El auténtico espíritu libre está abierto a todas las posibilidades, incluyendo los dogmas y las supersticiones. Este espíritu debería ser la esencia del pensamiento científico y filosófico; y lógicamente lo es, pero es raro que psicológicamente o históricamente lo alcance a ser: los hombres de ciencia y los filósofos son hombres de carne y hueso y no están desposeídos de los vicios de los demás mortales; tienen mayor dominio de la inteligencia y más espíritu crítico; pero es una diferencia de grado, no de esencia.
Y así nos encontramos con un hecho curioso: los siglos XVIII y XIX desencadenaron una especie particularmente peligrosa de dogmatismo: el científico. Es cierto que en nuestro siglo, algunos de los más grandes epistemólogos han recomendado la cautela y la modestia; pero el hombre de la calle, impresionado por el desarrollo de la técnica, no ve esos titubeos teóricos y ha adquirido la más singular de las supersticiones: la de la ciencia; que es como decir que ha adquirido la superstición de que no debe ser supersticioso.
Era un acontecimiento previsible: la ciencia se ha hecho crecientemente poderosa y abstracta, es decir, misteriosa: para el ciudadano se ha convertido en una especie de magia, que respeta tanto más cuanto menos la comprende. Este nuevo esoterismo tiene por dignidades el Miedo y el Poder, y estas dos fuerzas engendran siempre las supersticiones.
En la ciencia hay un elemento eterno y otro mortal: el primero es el método, que consiste en observación cuidadosa y razonamiento impecable; la parte mortal es, en cambio, el conocimiento mismo. La teoría de Tolomeo fue superada por la de Copérnico, esta por la de Einstein y la de Einstein ha de ser superada por otra más compleja. El desarrollo del pensamiento se hace a menudo a través de estas negaciones dialécticas. Esta mortalidad del conocimiento es lo que hace tan cautelosos a los hombres de ciencia, que nunca son dogmáticos cuando son auténticos. En líneas generales, puede decirse que practican tanto menos el dogmatismo de la ciencia cuanto más a fondo han llegado a ella; tiene mayor fanatismo científico el médico, cuya ciencia está probablemente en el estado en que se hallaba la física en la época de Aristóteles, que el matemático, cuya ciencia, por ser la más simple de todas, es la más avanzada.
Si hay algo seguro en nuestros conocimientos es la verdad de que todos los conocimientos actuales son parcial o totalmente equivocados. Dentro de cien años parecerán monstruosas las operaciones cometidas por los médicos del siglo XX en los ulcerosos. En general, les parecerá bastante cómico el afán de las curaciones locales, tendencia del hombre ingenuo a dividir la realidad. La experiencia realizada hasta el presente ha mostrado que viejas teorías que constituían Dogma apenas han resultado ser Equivocaciones. Este hecho melancólico debería hacer meditar a los médicos y en general a los científicos que dogmatizan. A menos que piensen, valerosamente, que ese proceso de transmutación de Dogma en Equivocación ya terminó y que ahora todo lo que dicen es inmutable. No veo, sin embargo, por qué ha de poder establecerse un límite entre el Dogma y la Equivocación que pase, justamente, por nuestro tiempo.

La Inercia

La definición de inercia no es mas que tendencia de los cuerpos a oponerse a cualquier cambio de su estado de reposo o movimiento...
pero este no es solo un fenómeno físico, sino que también se desempeña de modo espiritual.
diganme cuantas personas no le temen al cambio. Cuantos de ustedes no dijeron, como m gustaría que tal cosa sea como antes. Quien no dijo, si solo pudiera quedarme asi para siempre.
Y no los culpo, la naturaleza nos creo asi y por lo tanto no lo podemos evitar. La inercia nos obliga a mantenernos asi. Todos tenemos derecho a extrañar, por el simple hecho de ser humanos vivir y aprender de lo vivido, d adquirir experiencia.
pero solo es eso, un recuerdo, una evocación para demostrar que podemos recordar, que actuamos luchando contra la inercia, para evitar equivocaciones o para para reafirmar sentimientos.
Esa es nuestra misión, luchar. Luchar contra la inercia, a partir de lo vivido. Adaptarnos a cada situación, siendo felices en cualquier ámbito y con cualquier persona.
Ustedes dirán, que pasa si estamos en un lugar oscuro rodeado por la soledad. Nunca pensaste que tal vez, vos apagaste la luz y echaste a los que te rodeaban.
No puedes echarle la culpa al destino, vivimos en un mundo de causas y consecuencia, donde los motivos son las casualidades, y las casualidades son los motivos...
pero no por eso vas a quedarte así, en la oscuridad, sufriendo por lo q fue y lo q no sera... ese es el problema...
un verdadero ser, es el q al darse cuanta de que las cosas cambiaron, que ya no esta en donde estaba antes, que ahora solo ve tinieblas, no se deja perturbar por la inercia y se queda ahí, barrado, quieto, sin saber q hacer. Un verdadero ser, aprende a ver en la oscuridad y camina por ella. Con el tiempo se vuelve tan hábil allí, como lo era en la luz. Descubre que no esta solo bajo lo tenua del mundo, q hay personas en la misma situación o q todabía estan los de sus recuerdos, pero q por ser todo negro no los podía ver.
Esas son las personas que valen la pena. Las que luchan por cambiar, por lo nuevo, por lo distinto. Las mismas que al verse rodeadas por el cambio se adaptan y se permiten vivir las nuevas experiencia, evolucionando. Este tipo de espíritus son el resultado del choque de una fuerza inalterable y objeto inamovible.
Pero he aqui un nuevo problema, la inercia es la fuerza más poderosa de todas, y solo las personas mas fuertes son capaces de resistirla.
No culpo a los q no tiene fuerzas suficiente, pero por desgracia, existe cierto tipo de gente que no solo se resiste a generar un cambio progresivo sino que se aferra a un estado y no avanza por mas q la vida los empuje con un millón de locomotoras.
Estas personas, los inercicos, hacen lo imposible para no cambiar. Se rodean de un momento y no salen de él. Su presente no es mas que un misero recuerdo. En cada despertar, imaginan como hacer para volver a sentir lo que sintieron, sin darse cuenta que al hacerlo pierden la oportunidad de sentir. Su estupidez es tal, que son capaces odiar a los que realmente quiere, solo por intentar mantener latente un olvido, entrando asi en un eterno circulo vicioso. Xq odiarán a las nuevas personas solo para poder recordar a las q su odio aullentó.
En su presente solo vive la añoranza de lo vivido y el odio de la cercano. Son tan necios, que al ver que el cambio es inminente, simplemente olvidan. Eliminan todo rastro de cambio, despojan de su alma cualquier sentimiento del pasado. Creen que nada paso, sin darse cuanta que, aunque el no hayan estado, el mundo evoluciono...